El estadounidense presume de ser de los pocos jugadores que ha pasado por todos los grandes circuitos del planeta. Porque cuando se llega a la cima se disfruta más si se viene desde abajo
Caminante no hay camino se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Estos versos de Antonio Machado podrían aplicársele en estos momentos a Brooks Koepka, flamante vencedor del US Open disputado en Erin Hills. Y es que no hay que olvidar que el estadounidense ha paseado su calidad por todos y cada uno de los principales circuitos del mundo. Victorias en el Japan Tour, en el Challenge Tour, European Tour, PGA Tour y ahora un Major. Paso a paso.
Koepka es un jugador peculiar. Hace poco reconoció en una entrevista que, pese a que si naciera de nuevo volvería a dedicarse al Golf, le aburre este deporte. Después de todo, a toda su familia le tira más el béisbol, mucho más dinámico y acorde a su forma de ser.
Tener que coger buses y aviones en Europa, entenderse en otro idioma o jugar campos malos le hizo mejor persona y jugador”, reconoce Harmon III, su entrenador. Y ahora, a sus 27 años, está recogiendo todos esos frutos al trabajo y a la dedicación.