La primera vez que Tiger Woods visitó España se encontró a un país en estado de shock. Fue un caluroso fin de semana de julio de 1997. Quedaban 75 días para la Ryder Cup de Valderrama y Tom Kite, capitán estadounidense, había decidido visitar el campo de Sotogrande en compañía de algunos jugadores. Había que entrenarlo y familiarizarse con él antes de la gran batalla contra Europa.
El objetivo era preparar a conciencia y sobre el terreno el gran duelo y la fecha era la más apropiada para los americanos, ya que apenas unos días después se jugaba el Open Championship. No había mejor manera de exprimir un desplazamiento al Viejo Continente. Ryder y British en el mismo paquete. El destino, terrible en esta ocasión, quiso que su llegada coincidiera con una España que vivía con angustia el paso de las horas…
María Acacia López Bachiller, jefa de prensa del European Tour durante 45 años, recuerda perfectamente aquel fin de semana. “Tanto Kite como los jugadores no entendían lo que pasaba. Cada vez que encendían la televisión veían las mismas imágenes, cuando cogían un periódico, las mismas portadas. España se había echado a la calle y nos preguntaron qué estaba pasando”. La visita de Tiger y compañía coincidió con el secuestro y asesinato del joven concejal vasco Miguel Ángel Blanco. Prácticamente, cada español aún recuerda hoy lo que estaba haciendo en aquellas traumáticas horas. Es uno de los sucesos que más han marcado la historia reciente de nuestro país y tanto Woods como una buena parte del equipo estadounidense de la Ryder lo vivieron aquí.
Tiger jugó Valderrama por primera vez un 13 de julio de 1997, apenas unas horas después de que se consumara la amenaza y Miguel Ángel Blanco fuera asesinado por sus captores. Era domingo. Lo hizo con un crespón negro en señal de respeto. Él y todos los estadounidenses.
Aquel Tiger Woods era un joven risueño y abierto. Se paraba con todos, hablaba, gastaba bromas y transmitía una conexión especial con Mark O’Meara y Fred Couples. Era ya una estrella en ciernes, pero aún era posible acceder a él. Esta anécdota de María Acacia ilustra bien cómo era aquel Tiger: “Los días previos a la competición los jugadores comparecían de dos en dos ante los mil cuatrocientos periodistas acreditados. Woods hizo su aparición en el centro de prensa junto a su gran amigo y apoyo, Mark O’Meara. Justo antes fue el turno de Fred Couples, quien me dio un folio doblado para que se lo entregase a Tiger. Cuando lo desplegó, por el rabillo del ojo, pude leer el mensaje del bromista de Couples: ‘Soy la rubia que ha estado siguiéndote toda la mañana. En una hora te espero junto al campo de prácticas’. Tiger lo volvió a doblar guardándolo en su bolsillo y esbozó una amplia sonrisa”.
Uno de los días de aquella Ryder Cup, al genial Seve Ballesteros, capitán de Europa, se lo llevaban los demonios. Nada tenía que ver con lo deportivo, ni con la lluvia y mucho menos con la preparación del campo, que dio una lección al mundo aquel fin de semana. El enfado de Seve venía por algo mucho más trivial. Los estadounidenses habían rechazado la cena que les ponían en el hotel y decidieron saciar el hambre comprando pizzas y hamburguesas. El cántabro no entendía cómo podían hacer algo así con la comida española. “Es que no saben nada”, decía.
A Woods no le fue bien en aquella Ryder. Ganó la Europa de Seve en un domingo inolvidable en Valderrama y uno de los puntos claves fue, precisamente, la victoria del italiano Constantino Rocca sobre Tiger. Eso sí, se pudo quitar la espina con Valderrama dos años después. Ganó el WGC-American Express al imponerse en el desempate a Miguel Ángel Jiménez. Eso sí, aquel Woods poco tenía que ver con el de 1997. “Ya no era accesible. Se había transformado en una superestrella hierática e inexpresiva… ya no sonreía. Llegó rodeado de seis guardaespaldas, con un preparador, psicólogo, rodeado de asistentes… Tenía 23 años”, recuerda María Acacia.
La vida, eso sí, no deja de dar giros de manera caprichosa y, seguramente, el actual Tiger Woods es bastante más parecido al del 97 que al del 99, más accesible, más risueño y mucho más cercano. Quién sabe si en breve no lo volveremos a ver en el Real Club Valderrama, sede del Estrella Damm N.A. Andalucía Masters.
• • •
El Estrella Damm N.A. Andalucía Masters – Fundación Sergio García, torneo valedero para la Race to Dubai que se celebra en el Real Club Valderrama, está patrocinado por Estrella Damm y la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local de la Junta de Andalucía, además de estar cofinanciado con fondos europeos. El torneo también cuenta con el apoyo de la Diputación de Cádiz, Dubai Duty Free, Exterior Plus, La Reserva de Sotogrande, la Real Federación Andaluza de Golf, Rolex, Santander Private Banking y Shell. Callaway, Enterprise, Gadira, Grupo Raga, Isdin, Korporate Technologies Group, Maui Jim, el Hospital QuirónSalud Campo de Gibraltar, Varma y Volvo son proveedores oficiales.