Olazábal: “Seve nos transmitió la pasión que ponía en todo lo que hacía y fue un gran capitán”. “Nos exigió mucho, lo mismo que siempre se había exigido a sí mismo”.
“Cuando me preguntaron qué sentía en la rueda de prensa final me vino a la memoria la etapa tan dura que pasé y me desmoroné, me vine abajo y lloré”.
Hoy se cumplen 20 años de un día memorable en la historia del Real Club Valderrama: el 28 de septiembre de 1997 el equipo de Europa, capitaneado por Seve Ballesteros, derrotó al estadounidense y ganó la Ryder Cup en Valderrama. Era la primera vez que la competición más importante del golf tenía lugar fuera de Estados Unidos y de las Islas Británicas; durante una semana, el campo sanroqueño acaparó los titulares de todo el globo al albergar el tercer acontecimiento deportivo del mundo, solo por detrás de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol.
La 32ª edición de la Ryder Cup fue muy especial para José Mari Olazábal. “Guardo muchos y muy buenos recuerdos de aquella semana en Valderrama. Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza son de la ceremonia de inauguración, que fue muy bonita y emocionante, y el diluvio que cayó la madrugada del jueves al viernes. Qué manera de llover. Según las estadísticas de pluviometría hacía más de 40 años que en esa semana no había llovido en la zona, sin embargo, aquella noche cayó agua por los anteriores ¡y por los 40 siguientes!
“No cabe duda de que para mí fue una Ryder Cup muy especial: después de todas las que habíamos compartido Seve y yo formando pareja, era la primera vez que jugaba con él como capitán. La sensación era distinta. Seve estuvo pendiente de todo. Nos exigió mucho, lo mismo que siempre se había exigido a sí mismo y estuvo encima de todos los jugadores, algunos se sintieron un poco incómodos por su nivel de exigencia pero yo creo que lo hizo muy bien. Mi relación con él era cercana y muy buena, nos llevábamos de maravilla. Seve estudió el juego del equipo estadounidense en profundidad y preparó el campo de manera que todos jugásemos desde la misma zona para tener las mismas oportunidades, y con la ayuda del “Pisha”, que era su mano derecha, acertó de lleno en la elección de las parejas. Lo hizo muy bien. Nos transmitió la pasión que ponía en todo lo que hacía y fue un gran capitán.
“Recuerdo el Fourball que jugamos Nacho Garrido y yo el sábado por la mañana contra Phil Mickelson y Tom Lehman. Veníamos súper apurados y vivimos el momento clave en el famoso hoyo 17 de Valderrama. Fue impresionante. Nacho se pasó el green con el segundo golpe y fue al búnker del fondo, y Phil dio un golpe extraordinario a dos metros de bandera. Nunca he visto una sacada de búnker como la de Nacho, le das 100 bolas al mejor especialista en sacar de búnker y jamás dará un golpe como el que dio él; dejó la bola un poco más lejos que la de Phil, que no metió el putt, y empatamos el hoyo y luego el partido. Aquel momento fue increíble.
“La rueda de prensa final fue muy emotiva. Cuando me preguntaron qué sentía al no haber jugado la Ryder Cup del 95, me vino a la memoria el recuerdo de la etapa tan dura que pasé entre el 95 y principios del 97 y me desmoroné, me vine abajo y lloré. Tuve que esperar a recomponerme para poder hablar. Fue un momento muy especial por todo lo que significaba para mí: el hecho de volver a estar allí después de haber ganado la Copa representando a Europa, a España y con Seve como capitán… fue tremendamente emotivo”.
Olazábal (Hondarribia, Guipúzcoa 5-2-1966) ha participado esta temporada en algunas pruebas del Circuito Europeo y del Champions Tour. El ganador de 35 títulos internacionales entre los que destaca el Masters de Augusta en 1994 y 1999, jugador de la Ryder Cup en siete ocasiones, capitán victorioso en 2012 y miembro del Salón de la Fama desde el 2009, tomará parte en el Andalucía Valderrama Masters del 19 al 22 de octubre aunque admite que su juego no pasa por el mejor momento, “no hay forma de coger calle, voy a volver a saludar a todos los alcornoques del campo”, bromea.
El trazado sanroqueño le trae “muchos y muy buenos recuerdos. Mi mejor resultado fue un tercer puesto en el Volvo Masters de 1989, que ganó Ronan Rafferty. Valderrama es uno de los campos más exigentes que existen, sin ser largo; es estrecho, técnico y de greenes pequeños. Te exige al máximo desde que pinchas la bola en el tee del uno hasta que metes el último putt en el green del 18, ningún otro campo tiene ese nivel de exigencia, a lo largo de 18 hoyos no te permite un solo momento de relajación. Es un gran campo que siempre está en unas condiciones extraordinarias”.
Fotos cedidas por Getty Images y Real Club Valderrama